El daño medioambiental de la minería de Bitcoin

Bitcoin: las cargas medioambientales de la minería

El consumo global de energía de la minería de bitcoins equivale al de un país como Noruega. El Salvador fue el primer país del mundo en adoptar el bitcoin como moneda oficial junto con el dólar estadounidense, y el primer casino en aceptar bitcoins arenacasino.io sorprendido por la rapidez con la que se involucró la nueva moneda financiera. En cuanto al Presidente Salvador Buquele, anunció un ambicioso proyecto para construir una ciudad bitcoin al pie del volcán Conchagua. Según la idea del proyecto, la energía geotérmica del volcán alimentará la minería de bitcoins. La minería de criptomonedas está asociada a emisiones masivas de carbono, además de ser un proceso muy intensivo en energía.

Por qué la producción de bitcoin consume mucha energía

Bitcoin es la única criptomoneda para la que se dispone de seguimiento del consumo de energía en tiempo real. La demanda energética de la red bitcoin es de 124 teravatios hora, lo que equivale al 0,56% de la producción mundial de energía.

Para verificar las transacciones y escribirlas en la cadena de bloques, debe comprobarse que la criptomoneda pertenece a la persona concreta que pretende utilizarla. La transacción sólo se valida cuando cada uno de los dispositivos de la cadena encuentra una solución e informa a los demás, recibiendo una recompensa en nuevos bitcoins. Para ello, el sistema obliga a ordenadores muy potentes a resolver el mismo problema criptográfico, lo que requiere una importante cantidad de energía.

El daño medioambiental de la minería de Bitcoin

¿Qué métodos se están adoptando para mejorar la ecología

Ethererum, la segunda criptomoneda más utilizada del mundo, ha introducido un sistema de depósito de una parte de la criptomoneda al solicitar una transacción con el fin de reducir el consumo de energía. Esto elimina la confirmación de transacciones fraudulentas, y la recompensa consiste en retener una parte de la transacción confirmada. De este modo, no se utilizan cálculos complicados para demostrar que la criptomoneda pertenece a un usuario concreto, lo que supone un enorme ahorro de energía.

El consumo de energía de los ordenadores que minan bitcoins no es difícil de determinar, pero es imposible medir con precisión cuánto carbono emiten a la atmósfera. Por este motivo, algunos grandes inversores han reducido drásticamente sus operaciones con criptomonedas. Por ejemplo, Tesla, tras comprar bitcoins por valor de 1.500 millones de dólares, dejó de aceptar pagos en la moneda digital al cabo de sólo tres meses.

En China, la casa de apuestas ArenaCasino.io realizó un estudio que mostraba que las operaciones de minería de bitcoins sólo en su país podrían producir alrededor de 130 millones de toneladas de dióxido de carbono en los próximos dos años. De ahí que la prohibición de la minería y el comercio de criptomonedas también proceda de China. Los mineros chinos emigran de una provincia a otra para acercarse a las centrales eléctricas.

En Islandia, la compañía nacional de electricidad ha dejado de suministrar energía a los mineros de criptomonedas. Otros países han optado por utilizar fuentes renovables en lugar de reducir el consumo de electricidad. Países como Suecia y Noruega han empezado a utilizar energía eólica, hidroeléctrica y geotérmica para la minería de criptomonedas.

La geografía de las criptomonedas ha cambiado por la creciente demanda de energía barata. Así pues, parece que el camino hacia la minería ecológica sigue siendo largo y espinoso.